lunes, 12 de julio de 2010

Gracias, Sudáfrica.



Y es que como no escribir de futbol si justo acabó el espectáculo de más grande e importante de éste hermoso deporte. Como no escribir de fútbol si se acaba de coronar un merecido campeón. Y como no escribir de fútbol, si el mundial es lo que
nos une como hermanos.
La espera de 4 años es muy larga en comparación con los 30 días de justa mundialista, pero bien valen la pena.
En México en mi opinión, pasamos por diversas etapas nuestra forma de vivir el mundial.
Primera etapa. La sufrida calificación a ésta justa. Hagamos memoria, nuestra selección podía quedar fuera del mundial, sin embargo al final se logró el cometido.
A partir de la calificación, todo era expectación, como en el día del sorteo en el que nos enteramos de la grata sorpresa en que México sería el que abriría el mundial junto con Sudáfrica.
Las ofertas en tiendas empezaron a estallar, la campaña de Adidas de “somos guerreros” y conforme se acercaba el día 11 más crecía el júbilo por ver a la selección.
Segunda Etapa. En la fase de grupos, pasamos de la conformidad del empate vs Sudáfrica a la máxima alegría al ganarle a Francia y de ahí al sentimiento de que se pudo hacer más en la derrota contra Uruguay.
Después de eso, tristemente la historia se repitió contra Argentina, una vez más eliminados, ya sea con la grosera falla arbitral o con el error infame de Osorio o con otra joya de gol como la de Tévez, estábamos eliminados.
Tercera Etapa. Una vez fuera, podíamos disfrutar más tranquilamente los partidos. Ver a una Alemania demoledora, una Holanda que lejos de ser la “Naranja Mecánica” lograba sus objetivos de triunfo, una grata sorpresa como lo fue Uruguay, lo decepcionante una vez más de Brasil, y una España que da a poco y sin hacer mucho ruido iba subiendo peldaños más fuertes y difíciles, pero siempre con éxito. No podíamos dejar a un lado la sorprendente figura del pulpo Paul, asombrando a propios y a extraños con sus predicciones acertadas.
Y así los días pasaban, cada vez faltaba menos para la gran final en la que un servidor antes del mundial, dijo que sería Holanda vs España teniendo como nuevo monarca a España, y así fue.
Transcurrió como agua el tan esperado mes del mundial, llegamos a la meta del 11 de Julio, un encuentro en el que tristemente se jugó con muchas faltas de parte de Holanda, siendo una vergüenza llamarle la “naranja mecánica” en ese encuentro. España cayó también en el juego de las patadas, y todo esto combinado con un muy deficiente arbitraje hizo que se rompiera el record de tarjetas amarillas en México 86.
Y a pesar de todo esto, España siguió atacando, sufriendo por momentos con Robben, agradeciendo a Iker las salvadas para su equipo, y exaltando a un jugador que no
dejaba de buscar el balón, y fiel a su costumbre, nunca rendirse. Así es como Andrés Iniesta tuvo su recompensa al final, anotando el gol más importante de su vida y de la historia de España para convertirlo en el mejor del orbe.
Al final, se impuso el futbol, la alegría del pueblo español así como de sus fanáticos alrededor del mundo fue inmensa, y no era para menos. La magia del futbol toco una vez más nuestras puertas y a su paso, nos dejo recuerdos, algunos gratos, otros con tintes amargos, pero al final todos ellos forman parte de éste juego que te mueve a ti y al mundo entero.

Gracias mundial, gracias Sudáfrica por dejarnos una vez más ser parte de éste maravilloso sueño y forma de vida que llamamos Futbol.

Lisandro A.

Twitter @sizu_rojiblanko

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